Esta pareja que os presentamos hoy es la que actualmente lleva más tiempo en nuestro aviario, está formada por dos verdes ancestrales que, aunque en principio deberían presentar problemas para identificarlos, son bastante fáciles de distinguir. El macho presenta la cara de un color rojo intenso, mientras que el de la hembra es mucho más suave (yo para identificarlos los denomino Intenso y Nevado, ya sé que es jerga de canaricultores pero creo que viene bastante bien para que todos nos hagamos una idea de cómo son los pájaros).
Esta pareja la tenemos desde enero del 2008, la compramos en un centro comercial, en realidad fueron mis hijos los que la compraron, junto con una periquita, con parte del dinero que la abuela y las tías les dieron en Córdoba como regalo de navidad. El vendedor me aseguró que eran adultos, que tenían un año (aunque la verdad es que de estos datos me suelo fiar bastante poco, más de un vendedor me ha dicho que “este pájaro es macho, si te fijas bien es más grande que la hembra”, todo lo contrario a lo que pasa con los agapornis en los que la hembra es más grande que el macho). Desde el principio me dio la sensación de que eran una pareja, aunque el paso del tiempo y la ausencia de puestas me hicieron dudar. El comportamiento era normal, se acicalaban, se hacían mimos e incluso de vez en cuando el macho daba de comer a la hembra, hicieron el nido, dormían dentro, pero nunca llegaron a poner huevos. Ante esta situación decidí sexarlos (no era la primera vez que se me emparejaban dos hembras, aunque estas siempre ponían…). Salimos de dudas, se trata de una pareja, aunque aún no han hecho una sola puesta, el macho parece que carece totalmente de carácter, pero bueno, este año veremos que ocurre, como mínimo tienen ya dos años, y será su última oportunidad, si no llegan a criar separaré la pareja…
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