TOMATE

La de Tomate es una de esas historias singulares que de vez en cuando se cruzan por nuestras vidas y dejan una huella que el tiempo no borra, si no que acentúa, una de esas historias que van conformando nuestras vidas, ocurren como si nada, pero poco a poco se van incrustando hasta hacerse imprescindibles…

Visitábamos en abril de este año junto con un amigo el aviario de Antonio (algo que comienza a ser habitual cuando bajamos de vacaciones a Córdoba), íbamos pasando de jaula en jaula… yacos, guacamayos azules, rojos, amazonas, eclectus, piornus…increíble todo lo que había, es uno de esos sitios en los que no sabes para donde mirar, no quieres perderte nada, ningún detalle…¡en uno de los voladeros una pareja de jacintos!, la última incorporación del aviario…y por último entramos en el voladero en el que además de rosellas y ninfas en todas sus mutaciones, criaban en colonia los roseicollis. En uno de los rincones en el suelo había un pequeño agapornis verde, con el pico aún negro, Miguel (nuestro anfitrión) lo cogió y se lo regaló a Eric “Para ti, cógelo, hace unos días vendimos todas las crías y este debía estar aún en el nido, llévatelo que ya come sólo…”, al llegar a casa, era por la tarde, lo pusimos en una jaula y lo dejamos tranquilo. Al día siguiente Carolina me dijo que no lo veía comer, que creía que ese animal aún no comía sólo, le dije que no se preocupase, que tuviera paciencia que ya vería como se espabilaba, a la mañana siguiente Carolina me llama para que vea algo…lo tenía cogido en la mano dándole de comer con los dedos pipas que ella misma le masticaba… a partir de ese momento comenzamos a prepararle una papilla a base de yema de huevo y pipas trituradas (era lo único que teníamos en casa, ya que estábamos de vacaciones) y que Tomate se comía muy bien, en unos cuantos días estaba como nuevo y comenzaba a picotear las semillas…Hoy, unos meses más tarde, Tomate es uno más de la familia, hay una relación especial entre Tomate y Carolina. Carolina le habla y le da juego (creo que no lo había comentado aún…Tomate es una hembra y se encuentra emparejada con Arlequín el primer agapornis nacido en nuestro aviario…), saca a Tomate de su jaula y la deja volar por la cocina, la baña en el fregadero (montada sobre su mano se relaja bajo el suave chorro de agua que cae del grifo) o le pone su bañera sobre la mesa para que se bañe sola a placer. Cuando por cuestiones de trabajo no lo hace la llama y le gimotea haciéndose la víctima…y si por cualquier motivo al meter la mano en la jaula Arlequín (el macho) pica a Carolina, Tomate se gira furiosa y pica y regaña a su compañero, al que os aseguro adora…