Hace unos días os presentamos nuestra primera pareja de ninfas o carolinas (Nymphicus hollandicus), se trataba de dos ejemplares ancestrales, en los que el dimorfismo sexual era bastante evidente. También os comentábamos que había algunas mutaciones en las que esto era algo más difícil, si os fijáis en esta pareja que os mostramos hoy el tema se complica algo más… si no mirad bien en los dos individuos de las fotos…
El macho es evidente que es el ancestral (gris, cara amarilla, con la mejilla muy marcada de naranja, la cola gris uniforme sin barras), sin embargo, la hembra, lutina, es una mutación en la que no se aprecian todas las características anteriores, es más incluso el color de la mejilla es de un naranja muy fuerte lo que nos llevaría a pensar incluso que se trata de un macho, sin embargo esto no es así, para ello la mejor opción es sexar el ave mediante una prueba de ADN (suena muy rimbombante, pero os aseguro que es muy fácil y bastante asequible económicamente, nosotros sexamos todas nuestras aves en Brasil, y la verdad es que a pesar de lo que pueda parecer no es para nada complicado, otro día os explicaré como hacerlo, ya veréis qué pasada).
Os pongo aquí las fotos por separado de los dos individuos… El macho llegó procedente del Aviario de Antonio (que ya os mostramos en otro post, y que os recomiendo que lo leáis pues simplemente es increíble), lo recogimos el mismo día que TOMATE, y fue un regalo de Miguel Ríos (un buen amigo de mi hermano) para mis hijos…
Como ya teníamos una pareja ancestral decidimos buscar una hembra “distinta” para el macho, pensamos en comprar una hembra perlada, aunque al final nos decidimos por una hembra lutina que daría más color a la pareja (y cuando críen nos darán ninfas perladas), para estar totalmente seguros decidimos adquirirla sexada, así es como nos hicimos con esta hembra que llegó desde Tarragona…
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